jueves, 8 de diciembre de 2011

Consejos para no pasar una Navidad de mierda


Aunque algunos digan que si, la Navidad nos rompe las pelotas y los ovarios a todos. Cada año lo mismo. Si por lo menos se celebrara cada cuatro años, como los Juegos Olímpicos o los baños de Nahuel Mutti, pero no, todos los 24 de diciembre a la noche la misma cantinela.
En esta ocasión les acercaré algunos tips para que su fiesta navideña sea menos un suplicio y más un digno motivo de alegría. O que se le pase rápido.

-Vívala drogado. Es una gran opción, sobre todo cuando sus parientes llegan en modelos de autos más nuevos que el suyo o cuando evidencie un pelo de concha en la ensalada rusa que convida su suegra. Si bien cualquier droga es recomendable para cumplir con este punto, por una cuestión marquetinera se recomienda inyectar un turrón con naftalina, sidra con tuco y heroína, cigarros de lametas o muérdagos con gotitas de Sida.

-Saque novedosos temas de conversación. Cuando su cuñado, ese que es empleado en una Pyme de escarbadientes pero se cree el mandamás de alguna importante fábrica de sueños, le hable de lo fabuloso y extraordinario que es ser él, cambie el foco de la charla con frases como “el otro día me molestaba el ombligo, me miré y resulta que encontré el feto de tu hermano abortado”, “hay días en que tu hermana es muy tierna y me obliga a que cague en las cenizas de tu mami”, “si mis hijos se llevan materias, los violo. Se llevan todas, por suerte” o la infalible “cuando tomen un poco de más vamos al auto que te hago terrible petiso”.

-Sea innovador en la cocina. Lechón con rusa, asado con ensalada mixta, vitel toné, turrones, pan dulce, ensalada de frutas, lo mismo de siempre. Cambie y sorprenda a la familia. Destáquese del resto y elabore sabrosos platos, como comadreja a la mortadela con pelos de ducha, tallarines con gotitas de presemen, merca con ojitos o tumores salteados con brillantina.

-Asombre con los regalos. La característica principal de los regalos es la sorpresa. Para ello cuenta con un vasto universo de artículos que pueden encender la admiración de los regalados y lo catapultarían como macho alfa de la manada, muy por encima de su agónico suegro. Maraville con camisetas de El Porvenir sudadas y ricas en hongos, mapas de Yugoslavia, cuentas caducas de Favstar, la biografía de Martha Holgado o una réplica exacta de la silla de Stephen Hawking.

-El arbolito debe ser el alma de la fiesta. No importa el tamaño del pino, siempre y cuando su ornamentación haga retorcer de envidia a la asmática de su cuñada. Cuenta para ello con un arsenal de objetos que pueden cumplir con creces ese objetivo: fetas de fiambrín, cascotes, micas de Duna ’94, la piedra que le sacaron a la nona en aquella operación de vesícula, preservativos usados, aceitunas o caracoles.

Con estos cinco simples consejos ya está listo para pasar esa Navidad en familia que siempre soñó. Caso contrario, vuélese el tejado del cráneo con una AK-47 o hágase musulmán.

3 comentarios:

  1. Excelente. Igual creo que la mejor opción es hacerse musulmán.

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  2. Justo estoy armando el arbolito. Las fetas de fiambrín se pueden reemplazar por salame picado fino? Gracias.

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  3. Y si no tolera la Navidad, cáguese encima del pavo.

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