domingo, 24 de abril de 2011

La verdadera historia detrás de las manos de Perón

La trama oculta sobre la desaparición de las manos del General. Los presuntos responsables que narró la historia, falsos. El por qué no hizo nada Super Hijitus. Toda la verdad, en esta nota.

El 10 de junio de 1987 despertamos –menos Perón, adepto a la siesta eterna desde hacía casi trece años atrás- con la noticia de que la tumba del ex presidente había sido profanada. Las primeras pesquisas revelaron que los profanos se habían quedado con una carta que la ex presidente y
también ex esposa, Isabel Martínez, le había dejado en el último lecho a su amado. Claro está que el hombre fuerte del justicialismo lejos estaba de poder entender el contenido de la misma, ya que con la muerte aparecen problemas sensoriales, como la perdida total de la visión y la recepción y comprensión de estímulos externos.

Sin embargo, el hecho más macabro lo marcarían sendas amputaciones en el Primer Trabajador: habían desaparecido las manos, cercenadas a la altura de las muñecas.


Una gran conmoción sacudió al país. Los medios daban furibundas hipótesis: que detrás del suceso estaban la logia P2, las Fuerzas Armadas, Carozo y Narizota, un precavido Daniel Scioli y el mismo Perón, versión esta última descartada cuando pasó el efecto del LSD de quienes impusieron la conjetura.


Pero 24 años después, la verdad sale a la superficie. El manto de humo y polenta que se cernía sobre el caso fue disipado por el rigor de la realidad: Perón, desde su nacimiento hasta el día en que se descubrió que su cadáver estaba mutilado, jamás tuvo manos.


Los chicos lo cargaban, un futuro gobernador lo idolatraba, sus padres ahorraban en relojes y guantes, pero Juando (como lo conocían sus compañeros del Club Atlético Ñanchú, un reducto dedicado a adorar a chanchos y ñandúes por igual) no se amilanó y decidió ponerle la cara a la desgracia. Sonándose los mocos como podía logró llegar a la presidencia, no antes meter el muñón en varias nalgas conservadoras.


Así y todo, imposibilitado de hacer palmas en ningún carnaval de pueblo, los fabricantes de alicates se dieron cuenta de que su negocio podía entrar en peligro si las nuevas generaciones se provocaban amputaciones voluntarias, tomando como ejemplo la vertiginosa carrera de Perón. Sin pensarlo demasiado, le bancaron unas largas vacaciones de Madrid, el boleto de vuelta luego de ellas y el cajón auto violable, el que usó en su última morada.

En toda la vida, Perón jamás fue socorrido por Super Hijitus, básicamente porque el héroe creado por García Ferré, jamás pudo superar los límites de una pantalla, acotándose su existencia a la merienda de los educandos.

Regalándoles de esta manera un pedazo de verdad, los dejo, no sin antes aclararle que toda esta información no ha sido chequeada como lo proponen los manuales de estilo de los diarios Clarín y La Nación. Cualquier error de apreciación, deberá ser disculpado a la luz del poco apego a la verdad, aunque no a las formas, que guarda este espacio.

5 comentarios:

  1. jajajajja "Catamarco" te amo

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  2. Sos un groso Catamarco. Viva Perón!!. Ahora yo me pregunto: como hacia el pobre cuando le picaba el culo???

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  3. un grossssoooo jamas vi documento tan veraz como este.Notable investigacion, envidiada por todo historiador contemporaneo.
    es celente 10 felisitado

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  4. Me conmueve la historia hasta el tuétano. Viva Peron!!

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